jueves, 30 de julio de 2009



Sonríe
cual si fuese
una revelación
y su sonrisa anula
todas las anteriores,
caducan al instante
sus rostros como máscaras
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo.
Su boca de morder
su mentón de capricho
sus pómulos fragantes
sus párpados
su miedo.

Sonríe
y usted nace,
asume el mundo.
Mira
sin mirar.
Indefensa,
desnuda,
transparente.

Y a lo mejor
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro,
usted puede llorar,
Sencillamente
sin desgarrarse
sin deseperarse
sin convocar la muerte
ni sentirse vacía.

Llorar,
sólo llorar

Entonces su sonrisa,
si todavia existe,
se vuelve un ARCO IRIS.




-Mario Benedetti-

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